INTERNACIONALES

Resumen del documento sobre el futuro de los acuerdos de comercio preferencial para los paìses en desarrollo y la actual ronda de Negociaciones de la OMC sobre la agricultura

Las preferencias comerciales en favor de los países en desarrollo han sido una característica de las políticas comerciales de los países industrializados durante casi 40 años, pero con la liberalización global del comercio las preferencias arancelarias han ido perdiendo gradualmente su importancia, aunque en la agricultura pueden seguir siendo valiosas porque los aranceles NMF son sumamente altos en muchos casos, aunque también en proceso de disminución. Con todo, dado el carácter 'sensible' de sus políticas agrarias, los países desarrollados han sido por lo general reacios a conceder preferencias profundas para los productos agropecuarios. Al mismo tiempo, algunos regímenes preferenciales especiales han hecho concesiones significativas para determinados productos agrícolas de grupos limitados de países en desarrollo, como en el caso concreto de las preferencias que la UE concede a las importaciones de azúcar procedente de determinados países ACP. De ahí que cuando se llega al trato preferente concedido a las exportaciones agrícolas de los países en desarrollo el panorama es muy diverso.
urpirio moreno
En este contexto, se pueden plantear algunas preguntas sobre el futuro de las preferencias comerciales en la actual ronda de negociaciones de la OMC. ¿Deberían los países en desarrollo defender enérgicamente sus preferencias comerciales y tratar de mejorarlas? ¿Cuáles son las ventajas y los costos de las preferencias, en comparación con otras formas de asistencia para el desarrollo económico? ¿Corren peligro de perder mucho los países en desarrollo con una ulterior liberalización del comercio agrícola y la disminución de los márgenes de preferencia? En tal caso, ¿tienen derecho a una indemnización, y de qué manera? ¿Qué función deberían cumplir las preferencias comerciales en la próxima ronda de negociaciones de la OMC sobre la agricultura? El presente documento intenta dar algunas respuestas provisionales a estos interrogantes. Por otra parte, con la disminución de los aranceles NMF cobran cada vez más importancia otras medidas que afectan al comercio, como las normas, y puede llegar a ser también más importante en el futuro el trato reservado al respecto a los países en desarrollo. Pero esto es harina de otro costal, que rebasa la finalidad del presente documento y merecería un estudio ulterior.
Con respecto a la naturaleza de los acuerdos preferenciales en favor de los países en desarrollo, se pueden distinguir tres formas principales: el Sistema Generalizado de Preferencias, los regímenes preferenciales especiales para grupos de países en desarrollo (como Lomé/Cotonú o la Iniciativa de la Cuenca del Caribe), y las zonas regionales de libre comercio entre países desarrollados y países en desarrollo. Esta última forma, sin embargo, que involucra preferencias recíprocas, no pertenece estrictamente hablando a la categoría de las preferencias comerciales para los países en desarrollo.
Al calificar las preferencias comerciales como un elemento de las relaciones económicas entre los países en desarrollo y los países desarrollados, la perspectiva expresada en el lema "comercio, no ayuda" ejerce un cierto atractivo desde el punto de vista económico. Las preferencias comerciales tienen el potencial de ayudar a los países en desarrollo a promover un desarrollo económico autónomo. Pueden reemplazar las transferencias de los países desarrollados a los países en desarrollo hechas en forma de asistencia financiera, y hasta es probable que puedan añadirse a ellas. Pero también se presentan algunos inconvenientes, siendo el más evidente la resistencia por parte de los productores de los países desarrollados. Menos evidente, pero importante de todas maneras, es la posibilidad de que la estructura de la producción de los países en desarrollo cambie con el avance de la liberalización global del comercio de una manera no sostenible. En esos casos, debería examinarse la posibilidad de aplicar políticas orientadas a reservar una parte de las rentas de los esquemas de preferencias para utilizarlas en programas ventajosos para los agricultores, y no crear modelos de producción que serían insostenibles en el futuro con los precios mundiales que resultaran de una ulterior liberalización del comercio. Por último, existe la posibilidad de que disminuya el bienestar social a nivel mundial como consecuencia de la desviación del comercio.
Las preferencias comerciales pueden comportar diversas ventajas para los países exportadores interesados. Es difícil hacer estimaciones empíricas cuantitativas de la magnitud de dichas ventajas, pero el margen de preferencia constituye un indicador relativamente fácil de calcular. Según las estimaciones disponibles, los márgenes de preferencia pueden ascender a porcentajes significativos del valor de las exportaciones de los países en desarrollo interesados, pero no sirven para determinar con seguridad las ventajas económicas. Los beneficios sociales para los países exportadores interesados suelen ser mucho menores que el margen de preferencia. Es más, en ciertas condiciones éste beneficia más a los agentes del país importador que a los países exportadores. Como no existen análisis exhaustivos de las ventajas de la preferencia obtenidas por los distintos países beneficiarios, la base para determinar los grupos de países en desarrollo que 'merecen' más las preferencias es relativamente endeble. Hay, sin embargo, razones intuitivas plausibles para sostener que las preferencias comerciales son particularmente importantes para los países más pobres y otros países en desarrollo vulnerables, como los países pequeños, insulares y sin litoral.
Ahora bien, las preferencias comerciales pueden también suponer gastos. Para mejorar y acrecentar las preferencias se requiere 'capital de negociación'. Después de varias rondas consecutivas de reducciones arancelarias hechas en base a la cláusula NMF, el valor de las preferencias está destinado a disminuir, y es importante calcular cuidadosamente la cantidad de 'capital de negociación' que debería invertirse en una empresa que podría no ser muy rentable a largo plazo. Insistir en la no reciprocidad de las preferencias puede menoscabar la influencia global de los países en desarrollo en las negociaciones comerciales multilaterales. Hay algunas preferencias específicas y profundas que pueden determinar en los países beneficiarios una estructura de producción que no sería sostenible al descender los aranceles NMF. Las preferencias tienden a provocar una desviación del comercio, con los costos que se derivan para otros países exportadores. Por último, los países que se benefician de las preferencias pueden perder interés en las reducciones arancelarias NMF, lo que constituye un costo para el régimen comercial multilateral en general.
Con respecto a la situación de las preferencias comerciales en la OMC, las preferencias comerciales universales otorgadas en el marco del SGP para las importaciones provenientes de todos los países en desarrollo son compatibles con la cláusula de habilitación del GATT. Lo mismo dígase de las preferencias concedidas a todos los países menos adelantados. Pero los países desarrollados no están obligados jurídicamente a otorgarlas. Pueden, por lo tanto, decidir unilateralmente sobre los márgenes de preferencia, e incluso eliminar las preferencias, sin violar los compromisos del GATT/OMC. En cambio, las preferencias comerciales específicas para grupos limitados de países en desarrollo, como las concedidas en virtud del Convenio de Lomé o de la Ley de Recuperación Económica de la Cuenca del Caribe, no son compatibles con el GATT. Sin embargo, la OMC concedió en el pasado exenciones que permitieron a los países interesados mantenerlas.
Al momento de examinar las opciones para el futuro de las preferencias comerciales en la OMC, acuden a la mente algunas cuestiones. En vez de tratar de obtener una expansión de las preferencias 'superficiales' para todos los países desarrollados en el marco del SGP, otra posibilidad sería la de tratar de lograr preferencias 'sustanciales' para los países menos adelantados y otros países vulnerables. En este ámbito, la cláusula de habilitación podría modificarse para incluir, además de los países menos adelantados, a los países pequeños y otros países vulnerables en la categoría de los países en desarrollo que pueden recibir preferencias más sustanciales que las acordadas en el marco del SGP. El funcionamiento de los esquemas actuales del SGP, que por supuesto deberían mantenerse, puede mejorarse de la siguiente manera: consolidando las preferencias en la OMC; eliminando las condiciones, estableciendo los aranceles preferenciales en relación con los aranceles NMF (y no definirlos en términos absolutos); aumentando los contingentes arancelarios; simplificando las normas de origen; y ofreciendo preferencias mejores cuando los aranceles NMF están sujetos a crestas y a progresividad arancelaria.
La indemnización por la disminución de los márgenes de preferencia es una cuestión muy compleja. No es tan evidente que todas las reducciones de los aranceles NMF de los productos que gozan de preferencias determinen efectivamente una disminución de los márgenes de preferencia (económicamente significativos). Hay casos en los que la reducción se ve compensada (parcial o totalmente) por los efectos de mercado favorables de la liberalización del comercio. Además, cuando la disminución de la preferencia determina claramente una pérdida económica para los países exportadores interesados, hay argumentos en pro y en contra de la indemnización. Por otra parte, en el caso de que se acepte la indemnización, no existe una claridad total sobre quién debería 'pagarla' y quién debería 'recibirla'. Se pueden considerar diversas formas de indemnización, sin que ninguna goce de una prioridad bien definida. Y, por último, muchas veces será difícil presentar una estimación segura de los efectos económicos de la disminución de la preferencia y, por ende, del alcance de la indemnización que podría pretenderse.
Con lo cual no se quiere decir que i) la reducción de la preferencia no sea un problema, ni que ii) su indemnización no deba figurar en una ronda multilateral de negociaciones comerciales. Lo que sí se quiere decir es que hay que evitar la presentación de soluciones demasiado simples. En último término, la indemnización será materia de negociación. Como orientación general, puede ser útil al examinar el tema, distinguir entre dos categorías de preferencias, es decir los regímenes SGP, por un lado, y las preferencias profundas y específicas para grupos limitados de países en desarrollo, por otro. Cuando las preferencias SGP han disminuido como consecuencia de negociaciones multilaterales sobre reducciones arancelarias, la forma más lógica para negociar sobre la indemnización sería la de buscar una estructura de reducciones especiales de los aranceles NMF que beneficie a los país en desarrollo exportadores. Por otro lado, cuando se trata de preferencias muy específicas y profundas para determinados países y productos, como en el régimen azucarero de la UE para los países ACP, puede haber argumentos relativamente fuertes para justificar una indemnización en efectivo.
El análisis expuesto en el presente documento propone algunas recomendaciones acerca del futuro de las preferencias comerciales en la actual ronda de negociaciones de la OMC sobre la agricultura:
  • En vez de tratar de lograr en el marco del SGP una ampliación de las preferencias 'superficiales' para todos los países en desarrollo, puede ser más interesante tratar de lograr preferencias 'profundas' para los países menos adelantados y otros países vulnerables;
  • Debería modificarse la cláusula habilitante para incluir, además de los países menos adelantados, a los países pequeños y otros países vulnerables en la categoría de países en desarrollo que pueden recibir preferencias más profundas que las otorgadas en el marco del SGP;
  • Deberían mantenerse las actuales preferencias del SGP, consolidándolas jurídicamente en la OMC;
  • Deberían eliminarse las condiciones (derechos laborales o normas ambientales) agregadas a las preferencias comerciales, cuando no están en consonancia con las normas generales acordadas multilateralmente en la OMC;
  • Los aranceles preferenciales no deberían definirse en términos absolutos, sino en relación con los aranceles NMF, es decir como determinadas unidades monetarias menos que esos aranceles (cuando son específicos) o determinados porcentajes de los mismos (cuando son ad valorem);
  • Cuando los aranceles preferenciales establecidos en el marco de los regímenes SGP se ven restringidos por los contingentes arancelarios, éstos deberían aumentar;
  • Deberían simplificarse las normas de origen;
  • Deberían otorgarse preferencias mejores en el marco de los regímenes SGP cuando los aranceles NMF están sujetos a crestas y a la progresividad arancelaria;
  • Tales mejoras en el SGP pueden considerarse como un elemento de indemnización por la disminución de las preferencias derivada de las negociaciones multilaterales sobre las reducciones de los aranceles NMF. Además, la indemnización también puede efectuarse en forma de reducciones especiales de los aranceles NMF que beneficien a los países en desarrollo exportadores;
  • Cuando se trata de preferencias muy específicas y profundas para determinados países en desarrollo y determinados productos, como en el régimen azucarero de la UE para los países ACP, hay argumentos relativamente fuertes para reclamar una indemnización en efectivo si los márgenes de preferencia se reducen como consecuencia de reducciones de los aranceles NMF acordadas multilateralmente o de cambios producidos en las políticas internas de los países desarrollados interesados;
  • Se requieren estudios para calcular con mayor precisión el valor de los arreglos preferenciales acordados a los países beneficiarios, incluidos estudios de casos de determinados países y productos. También se requieren estudios sobre las diversas posibilidades de asistencia, incluido el apoyo jurídico los países en desarrollo exportadores para que puedan cumplir con las normas técnicas que afectan al comercio, incluidas las establecidas en virtud de los Acuerdos MSF y OTC, y desempeñarse en los mercados que despiertan cada vez mayor interés, como el de los productos orgánicos.

Observaciones de Kathy-Ann Brown

Representante de Sta. Lucía ante la OMC
A pesar de nuestras aspiraciones aparentemente divergentes, el artículo presentado por el Sr. Tangermann es crítico y permite reflexionar, a la vez que entrega una visión general favorable, mientras destaca ciertas propuestas que, a mi modo de ver, ofrecen soluciones positivas que deberán ser objeto de un análisis posterior:
La naturaleza de importantes Acuerdos Preferenciales
He notado con interés el hecho de que en este artículo los acuerdos citados con mayor frecuencia son la Convención de Cotonou/Lomé y el de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (ICC). Solamente se hace una pequeña alusión a la ley de crecimiento y oportunidad para África y una igualmente breve referencia a otros sistemas de preferencias, como los que conciernen a Sudamérica y al lejano Oriente. La pregunta retórica que se plantea esto es por qué existe un énfasis tan abrumador en lo que respecta a las preferencias de Lomé y a las de la ICC.
Pongo este tema de relieve, debido a que a menudo países en desarrollo (muchos de los cuales también son beneficiarios de acuerdos preferenciales especiales) alzan sus voces contra las llamadas preferencias para "un grupo limitado" de países en desarrollo. Esto sugiere la necesidad de una discusión más extensa en lo que respecta a los beneficios preferenciales otorgados para un espectro más amplio de países.
Conceptualizar las preferencias comerciales como un elemento de relaciones económicas entre países en desarrollo y desarrollados
La primera discrepancia fundamental que se observa es ideológica y filosófica en lo que respecta a la recomendación económica presentada. El modelo que se promueve es de liberalización total y no da lugar a ninguna clase de estructura de sociedad, nacional o mundial, a menos que se pongan en práctica suficientes salvaguardias para asegurar la supervivencia del sector más vulnerable de la comunidad, sector que será obligado a pagar el más alto precio para sobrevivir. Podría éste ser el momento preciso para recordar la noción de que sólo sobrevive el fuerte y, preguntar si es esta la forma apropiada de modernizar nuestro sistema de comercio multilateral.
Hay que tener más conciencia del hecho de que algunos países en desarrollo se encuentran en una situación menos desfavorable que otros. La dificultad radica en entender por qué se sigue negando una realidad tan evidente, bastante al margen de la situación que viven los países menos adelantados según el sistema normativo de la OMC.
El artículo también trata acerca de los peligros de las preferencias comerciales, donde los modelos de producción no son sostenibles a largo plazo a la luz de la liberalización progresiva y, en tales casos, sugiere que sería mejor optar por una ayuda financiera directa. No debería dejarse de lado el concepto "intercambio comercial en vez de ayuda". Destaco el hecho de que Tangermann reconoce esta situación en la que beneficiarios tomaron solo parte del margen preferencial e hicieron uso de las ganancias para fines de desarrollo que no se relacionan directamente con la actividad de exportación preferencial. En lo se refiere al tema de la sustentabilidad, la pregunta que surge es si se trata de un concepto objetivo (o más subjetivo) que debería incluir factores de vulnerabilidad.
El artículo admite que las preferencias pueden ser útiles dentro de los fines de un contexto de desarrollo y, a la vez, destaca de manera realista que la substitución de las preferencias de mercancía por ayuda financiera no es un proceso sencillo, puesto que se requiere recurrir a algunos criterios políticos, que en la mayoría de los casos, no pueden ser aplicados.
Debería observarse que existe una preocupación creciente acerca de si en un país como el mío cualquier tipo de producción puede beneficiar de una ventaja verdaderamente competitiva. El problema se plantea a pequeña escala y la incapacidad de cargar aeronaves o embarcaciones así como obstáculos adicionales comprometen nuestra competitividad (Compton, ex Primer Ministro de Santa Lucía: "sin las bananas no tenemos embarcaciones y sin estas últimas no tenemos diversificación").
Es imposible transformar un granjero productor de bananas en un imán del comercio electrónico de la noche a la mañana. La diversificación hacia el sector extranjero es otro ejemplo, que reconoce, sirve para desviar fondos de nuestros vecinos del Caribe que han sentado el precedente. Las directrices en materia de impuestos perjudiciales dictadas por la OCDE han, sin embargo, ciertamente disminuido nuestro entusiasmo y nuestras opciones a este respecto.
En su análisis acerca de los efectos de distorsión comercial de las preferencias a favor de países en desarrollo no competitivos, Tangermann retoma el tema de sus efectos en términos de "mejoramiento del bienestar" versus la "disminución del bienestar". Ese tema es ampliamente analizado en la literatura relativa al comercio de bienes, sin embargo; se analiza escasamente en cuanto al comercio de servicios (al menos en Occidente).
Tangermann también plantea el tema de la oposición de productores nacionales, donde la demanda es infinitamente elástica y la caída de los precios se origina a partir de la sobre oferta; por el contrario, la oposición de los consumidores nacionales muestra el movimiento ascendente de los precios, resultado de preferencias otorgadas a los llamados proveedores ineficientes y/o vulnerables. Además, es probable que haya una oposición de terceros países cuyas exportaciones han sido desplazadas.
Las críticas relativas a las preferencias comerciales no recíprocas igualmente se aplican a los acuerdos preferenciales recíprocos, como lo ilustra de mejor manera el TLCAN y las inquietudes de los Estados Unidos acerca de las importaciones de azúcar desde México. Deberíamos considerar el hecho de que la participación comercial del MERCOSUR (un acuerdo comercial de preferencias) excede la participación comercial de la totalidad de los países ACP (más de 70) que se benefician del Convenio de Cotonou. (A pesar de que este último incluye a Sudáfrica, este país no se beneficia de las disposiciones comerciales del Convenio de Cotonou, no obstante es parte de un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea).
Es importante destacar que, el artículo XXIV del GATT exige una liberalización de "sustancialmente todo el comercio" -según destaca Tangermann- de manera opuesta a las más bien limitadas preferencias comerciales no recíprocas. Puede decirse que, en consecuencia, los acuerdos preferenciales recíprocos, tienen un efecto mucho más probable de distorsionar el comercio. Por lo tanto, es lamentable que regímenes comerciales recíprocos no hayan sido tratados en el estudio.
Los beneficios de las preferencias comerciales
La dificultad de establecer y medir empíricamente los beneficios de las preferencias comerciales es un asunto que, en algunos, parece provocar una cierta aprensión. Tangermann sugiere el caso hipotético de la ausencia de preferencias. Plantea una situación en la que se da una comparación "con y sin" como un indicador simple del valor de las preferencias, es decir, una comparación entre volúmenes de ventas a mercados desarrollados que no entregan ninguna preferencia en volúmenes de ventas a países específicos en mercados que ofrecen acceso preferencial. Aplicada a las Islas Barlovento esta comparación muestra un contraste notorio y podría calificarse como un juego de suma cero, en el que una de las partes gana y la otra pierde. Nuestras economías dependen en forma desproporcionada de las bananas y tenemos una venta nula en todos los mercados fuera del mercado único de la Unión Europea, en el que gozamos de acuerdos preferenciales especiales. En nuestro caso, la respuesta es absolutamente clara. El aumento de nuestras exportaciones, derivado de los acuerdos preferenciales que tenemos con el mercado de la Unión Europea es del 100 por ciento y no solo del 25 por ciento como sugieren algunos estudios, según plantea Tangermann.
Observamos que el tema aparentemente desconcertante que enfrentan los estadísticos con respecto al problema de otorgarle un valor a las preferencias desde una perspectiva empírica, aún ocupa un lugar central. Tangermann explica su afirmación más detalladamente: "La comparación entre los flujos comerciales reales regidos por un tratamiento preferencial y la estructura comercial hipotética que habría resultado de no haber existido tales preferencias comerciales, sólo puede hacerse a través del uso de modelos cuantitativos de comercio basados las elasticidades supuestas".
Sin embargo, sobre la base del simple sentido común versus un análisis econométrico, se puede inferir claramente la realidad. Los análisis acerca de los beneficios de las preferencias comerciales en el contexto de las cuotas arancelarias presentan la visión convencional, según la cual en realidad la renta cuota se otorga a entidades del mercado importador, contrariamente a lo que ocurre con los exportadores en el país beneficiario. Generalmente, el argumento lo proponen los opositores a las preferencias, de manera opuesta a sus beneficiarios. Mientras un cierto monto del margen preferencial pueda continuar en poder de los importadores, las preferencias constituyen una medida de activación, sin la cual los exportadores estarían impedidos de acceder a mercados en términos reales. Tangermann reconoce implícitamente esta situación al observar, por ejemplo, que los estudios cuantitativos que evalúan márgenes preferenciales son imprecisos y vuelve a ciertas hipótesis "intuitivamente atrayentes".
Tangermann afirma dos hechos especialmente ilustradores:
  • "mientras más pequeño sea el país en cuestión más importante es el comercio como un porcentaje del PIB y como fuente de mejoramiento del bienestar" y
  • "{las preferencias} son especialmente importantes para países en desarrollo 'vulnerables', tales como los países insulares y sin litoral, puesto que, para ellos la expansión de las exportaciones es particularmente importante, aunque también a menudo especialmente difícil."
Estos son hechos bien establecidos que necesitan ser reconocidos y contemplados en nuestro sistema normativo multilateral.
Los Costos de las Preferencias Comerciales
Tangermann cita a Robertson con el propósito de que "las preferencias comerciales están desapareciendo como parte de la liberalización del comercio multilateral, pero permanecen como parte del folklore del desarrollo" y comenta que "en estas circunstancias una pregunta importante para los países en desarrollo es si su "capital de negociación" se puede utilizar en forma más eficiente en las negociaciones de la OMC para obtener nuevas reducciones de los aranceles de las NMF en agricultura o para intentar profundizar las ventajas arancelarias según los mecanismos SGP, al ampliar su cobertura de productos y al incrementar el volumen del cupo arancelario donde las preferencias están restringidas por cuotas.
Parece insistir, más allá de los efectos económicos de las preferencias comerciales, en el hecho que el énfasis en la no reciprocidad podría no ser el interés a largo plazo de los países en desarrollo, puesto que tiende a debilitar su influencia en el sistema de comercio multilateral. Se puede interrogar acerca de qué influencia se está hablando en primer lugar, ya que los beneficiarios de acuerdos preferenciales especiales no son generalmente partes de mayor influencia en las negociaciones de la OMC, un hecho destacado por el Entendimiento relativo a la interpretación del artículo XXVIII del GATT de 1994, el cual solicita "una redistribución de los derechos de negociación a favor de los pequeños y medianos Miembros exportadores".
No obstante, no cuestiono la sugerencia de Tangermann según la cual los beneficiarios podrían perder el interés en la liberalización arancelaria como resultado de las preferencias, puesto que estas últimas son importantes para el acceso al mercado de los países en desarrollo vulnerables.
La situación de las Preferencias Comerciales en la OMC
El análisis del estado de las preferencias comerciales en relación con las reglas de la OMC es en gran parte indiscutible y concreto. Sin embargo, podría extender el análisis a nuevos acuerdos de asociación económica (AAE) para enfatizar que los estados ACP que no deseen o no puedan acceder a los AAE contemplan la posibilidad de acuerdos comerciales alternativos. Se plantean ciertos problemas en la negociación de los AAE, o AAER (AAE regionales) como se les denomina frecuentemente, uno de los cuales es el tratamiento de los países menos adelantados dentro de los mecanismos de integración subregional, los cuales podrían optar por negociar tales acuerdos con la comunidad europea. Los PMA ya tendrán acceso al arancel cero por todos los productos con excepción de las armas (la iniciativa "EBA"-"todo menos armas") y como consecuencia resulta difícil establecer las ventajas que podrían obtener de los AAE.
Un tema adicional es que Haití, un estado ACP, y a la vez un país menos adelantado, está en proceso de acceder a la Comunidad del Caribe (CARICOM), que cuenta con 14 estados miembros. La población de Haití supera la población de todos los países de CARICOM. Por lo tanto se podría plantear la interrogante de que si CARICOM no debería proponer que la denominación PMA pueda aplicarse no sólo a países individuales sino también, cuando sea apropiado, a uniones aduaneras.
El análisis de los AAE sugiere la necesidad de establecer arreglos comerciales entre la UE y los estados ACP en conformidad con las reglas de la OMC, particularmente en vista de la dificultad para conseguir las exenciones en los acuerdos comerciales no recíprocos. La proliferación de los acuerdos de libre comercio regionales es, no obstante, una fuente de preocupación creciente en el seno de la OMC y hay evidencia de que el Órgano de Apelación podría efectuar un seguimiento más estricto de estos acuerdos en el futuro (ver, por ejemplo, Turkey - the restriction on imports of textile and clothing products, WT/DS34/AB/R, 1999).
Opciones prospectivas de las Preferencias Comerciales en la OMC
En esta sección Tangermann propone que podría llegarse a un "acuerdo de paz" entre los países en desarrollo con el objetivo de mantener la solidaridad. Las propuestas son algo progresivas. Es interesante destacar la principal interrogante planteada con respecto a la elección entre las preferencias "superficiales" para todos los países en desarrollo y las preferencias "profundas" para los PMA y algunos países vulnerables, los cuales tienen "un objetivo más promisorio". Una opción propuesta es la de corregir la definición de PMA en la cláusula de habilitación para así clasificar los países en desarrollo vulnerables tal como los pequeños estados insulares o países sin litoral, entre los países en desarrollo que gozan de preferencias más ventajosas que aquellas que pueden ser otorgadas por el SGP. Tangermann hace un "balance" con las siguientes propuestas:
  • Vincular las preferencias otorgadas en virtud del SGP;
  • Eliminar las condicionalidades relacionadas con las preferencias comerciales (tales como los derechos laborales o las normas ambientales) cuando no responden a las normas concertadas a nivel multilateral en el seno de la OMC;
  • Convertir los aranceles preferenciales fijados en términos absolutos (ad valorem o específicas) en preferencias definidas en términos de márgenes de preferencias para así protegerlas del desgaste de las preferencias que resulta de la disminución de los aranceles NMF; idealmente, estos márgenes de preferencias podrían ser limitados en la OMC;
  • Aumentar los volúmenes del cupo arancelario bajo las preferencias SGP;
  • Considerar la adopción de un enfoque "Fórmula Suiza" para reducir las alzas arancelarias en los intercambios agrícolas;
  • Resolver el tema de la escalada arancelaria.
Un aspecto preocupante es la importancia relativa de las preferencias arancelarias en los contingentes arancelarios y otras áreas primarias a reformar: me refiero a la existencia de alzas arancelarias en relación con ciertos productos agrícolas. Como se mostró anteriormente (en mi comentario sobre los costos de las preferencias comerciales, es poco probable que los beneficiarios de las preferencias apoyen iniciativas que inevitablemente disminuirán el valor de las preferencias: y estén dispuestos así a "matar a la gallina de los huevos de oro".
Conclusión
Tangermann concluye que "el acceso con arancel cero para los países menos adelantados y otros países vulnerables es una política que ciertamente vale la pena seguir". Concuerdo completamente con él y lo felicito por un documento que incita a la reflexión y no es ajeno a la controversia sobre el manejo de los problemas de los países en desarrollo para favorecer su integración al sistema de comercio multilateral.

URPIRIO MORENO Ms.

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